¡Novedades Panzer!

Heimdal publica dos nuevos tochazos tamaño A4 (297x210mm) de historia y, sobre todo, fotografías aún inéditas sobre blindados alemanes. Si, también tienen texto, y la verdad es que muy breve e informativo, sin florituras y repleto de datos interesantes. Pero no nos engañemos, estos libros se compran sobre todo por su apartado gráfico.


La Sturmartillerie de la Waffen SS, volume 1 : Leibstandarte et Das Reich.

Pierre Tiquet nos ofrece 170 páginas sobre la artillería de asalto de las primeras divisiones Waffen-SS, por 29,50 €.

2.PANZERDIVISION EN NORMANDIE T1.

Frédéric Deprun 350 páginas en el primer tomo sobre la 2.Panzer-Division en Normandía, por 59 €, Este volumen cubre su accidentada llegada al frente, y los combates de junio de 1944, dejando para un segundo tomo julio, el contraataque de Mortain y el embolsamiento de Falaise. Montones de fotos y mapas, por una vez para una unidad de la Wehrmacht y no de las Waffen-SS.

Papel y encuadernación siempre excelentes, parecen impresos en España. Si está interesado en comprarlas acuda a su librero (especializado) favorito o visite la web de la editorial, pues esta gente reniega de grandes plataformas de ventas globales con nombre de guerreras de la antigüedad clásica.

As de dos guerras y en tres fuerzas aéreas; Rodolphe de Hemricourt de Grunne, el aristócrata que no quiso ser espía.

DestacadoAs de dos guerras y en tres fuerzas aéreas; Rodolphe de Hemricourt de Grunne, el aristócrata que no quiso ser espía.

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Su última montura, un Spitfire Mark II del 609 Squadron, matrícula P7436

Rodolphe Charles Godfroy de Hemricourt de Grunne es el cuarto hijo del conde belga Charles de Grunne, y de la condesa originaria de Francia Marie de Montalebert. Nace, como es normal en la época, en el domicilio familiar de Etterbeek, cerca de Bruselas, el 18 de noviembre de 1911. La Gran Guerra hace que los Hemricourt viajen primero a Londres y después a París, donde Rodolphe  aprende sus primeras letras. Sin interés por los estudios, abandona la universidad en Bélgica para cursar ingeniería agrónoma en Casablanca, en el Marruecos francés. A la hora de hacer el servicio militar en 1934 intenta entrar en aviación, pero es rechazado, pese a que pide a sus contactos familiares que le recomienden. Así que sirve en caballería. Al terminar, y estimulado por su hermana Anne, se saca la licencia de piloto privado, la número 371 de Bélgica.

Rodolphe se dedica a disfrutar de la vida y no destaca por nada en especial entre los jóvenes de su edad y posición, fuera de su interés por las mujeres y los aviones. Aunque uno de sus tíos, Xavier, es senador por Rex, y otro, Guillaume, ferviente antirrexista, y encargado de la corte de la reina, no muestra ningún interés por la política. Por ello sorprende a todos cuando, en septiembre de 1936, viaja a España para unirse a las fuerzas rebeldes. Las noticias de la prensa derechista belga sobre la persecución a los católicos en la «España Roja» le deciden a presentarse en Burgos como voluntario. Seguir leyendo «As de dos guerras y en tres fuerzas aéreas; Rodolphe de Hemricourt de Grunne, el aristócrata que no quiso ser espía.»

La batalla por los puentes

La batalla por los puentes

portada_la-batalla-por-los-puentes_antony-beevor_201805152151.jpgAntony Beevor: La batalla por los puentes. Arnhem 1944. La última victoria alemana en la segunda guerra mundial. Traducción: Amado Diéguez.  Editorial Crítica, colección Memoria Crítica. Barcelona, 2018. 688 páginas. Dadas sus dimensiones, recomendamos que para el lanzamiento de este volumen se empleen dos paracaídas.

Ya se sabe que los anglosajones con eso de las derrotas épicas e históricas son unos pesados. Que si la carga de la brigada ligera (cañones a la derecha, cañones a la izquierda); que si el Séptimo de Caballería; que si Sean Connery en Kafiristán... (¿o era Afganistán?). Aquí somos más de recordar Trafalgar que Lepanto. Y oye, el día nacional de Australia y Nueva Zelanda es el aniversario del desastroso desembarco en Gallipoli. Así que eso de celebrar los fracasos heroicos es bastante común, por lo que parece.

Lo que no les gusta a los ingleses es que se vean otro tipo de errores y derrotas, no tan gloriosas o justificables, como las de la Contraarmada de Drake, o el sitio de Cartagena de Indias desbaratado por Lezo. Pero la de Arnhem es, repitámoslo una vez más, una gloriosa derrota, digna de su día de San Crispín. De hecho, como cita Beevor, Montgomery en una carta abierta se dirige a los veteranos de la 1º división aerotransportada con las siguientes palabras:

«En años venideros, para cualquier hombre será un honor poder decir: «Yo luché en Arnhem»».

Una batalla en la que nadie se avergüenza de haber estado. Hasta tal punto que apenas terminada la guerra, los supervivientes se esforzaron para rodar la patriótica Theirs is the Glory, en la que no dudan en practicar eso ahora tan de moda del Reenacment.

Para los alemanes fue una última victoria. Para los ingleses una épica lucha de David contra Goliat, en la que el virtuoso David pierde. Una visión tramposa e interesada, pero que es la que se ha impuesto, más que nada por la ausencia de otras narrativas. El único que ha analizado la batalla desde el punto de vista alemán es otro inglés. Robert Kershaw. Y además exparaca. 

Beevor revisita en su nuevo libro esta gloriosa masacre. Pese a notables contribuciones posteriores, como Nunca nieva en septiembre, la imagen que tenemos de esta batalla el común de los mortales es la que ofrece el inmortal Cornelius Ryan en su libro Un puente demasiado lejano. Y sobre todo la película del mismo título de 1977, con Sean Connery dando tumbos por ahí, Gene Hackman maldiciendo en polaco, y Robert Redford cruzando ríos en heroicas barquitas con la mejor de sus sonrisas.

Lo que casi nadie recuerda es que su magnífico guión fue realizado por el recientemente fallecido William Goldman, quien también escribiera La princesa prometida, Todos los hombres del Presidente, Marathon Man, El carnaval de las águilas….

Otra mirada más apacible sobre la batalla; el cuarto episodio de Band of Brothers, del que sólo se puede destacar la herida del disparo en el culo de uno de sus protagonistas.

¿Qué nuevas visiones o anécdotas nos puede ofrecer Beevor?

 

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Novedades Heimdal y H&C octubre 2018

Después de Tous les Renault militaires 1914-1940 v. 1. Les Camions: 

Tous les Laffly militaires 1914-1940

TOUS LES RENAULT MILITAIRES 1914-1940. VOLUME 1 : LES CAMIONS

TOUS LES RENAULT MILITAIRES 1914-1940. VOLUME 1 : LES CAMIONS

TOUS LES RENAULT MILITAIRES 1914-1940. VOLUME 1 : LES CAMIONS

TOUS LES RENAULT MILITAIRES 1914-1940. VOLUME 1 : LES CAMIONS

TOUS LES RENAULT MILITAIRES 1914-1940. VOLUME 1 : LES CAMIONS

Publication date : 2018-09-27

ISBN : 9782352504986

Number of pages : 66

Number of pictures : 140 photographies d’époque – 27 illustrations en couleurs par Laurent Lecocq

Language : French

20,00 €

 

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Novedades Osprey agosto 2018

Para finales de este mes Osprey tiene anunciados los siguientes títulos. Muy interesantes los tomos dedicados al Ejército neerlandés de las Indias Orientales durante la Segunda Guerra Mundial, (1936-1942)  y el segundo tomo sobre loe ejércitos de las guerras italianas de unificación.

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Breve historia de la Ciudad Libre de Danzig

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Foto desde el río Motława,con la grúa medieval al fondo. Foto del  libro Danzig, publicado por Terramare Office en inglés, Berlín 1939.

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Foto actual, con barcos turísticos. Fotograma de este vídeo.

La “Ciudad libre de Danzig” fue creada por la Sección XI (Art. 100-108) del Tratado de Versalles, con efecto desde el 10 de enero de 1920.  Y lo declara un estado soberano bajo la protección de la Sociedad de las Naciones el 10 de junio de 1920.  Era un compromiso de la SDN (Sociedad de Naciones) entre su población, abrumadoramente alemana, y la necesidad de Polonia de contar con un puerto libre, que garantizase su viabilidad económica y militar como estado independiente. Ya Napoleón había ideado esta fórmula política en 1807, separándola de Prusia para convertirla en un protectorado.

Danzig, Kronprinz übernimmt 1. Leib-Husarenregiment
El Príncipe Heredero toma el mando del Regimiento de Húsares Negros, Danzig, 15 de septiembre de 1911. Los mirlitones y banderines llevan el tradicional símbolo Totenkopf. Foto Bundesarchiv Bild 136-C1085, vía wikimedia.

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Danzig y SS-Heimwehr Danzig, las tropas de una ciudad libre sin ejército.

Danzig y SS-Heimwehr Danzig, las tropas de una ciudad libre sin ejército.

Como prometí en el anterior podcast, de nuevo colaboro con Daniel CarAn y CasusBelli para hablar un poquito de Danzig, la supuesta Ciudad Libre que se entregó al partido nazi desde junio de 1933, y cuya supuesta «liberación» de sus opresores polacos fue el detonante de la Segunda Guerra Mundial.

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Puedes escucharlo aquí en directo, descargar el archivo para escucharlo donde y cuando quieras, o hacerlo en el canal de Ivoox de Casus Belli.

Para ilustrar su audición me he permitido añadir una serie de imágenes, aparte de las que ofrece CasusBelli en Pinterest.

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Podcast sobre Zelanda 1940, el primer éxito de las Waffen-SS

Los Podcast, radio bajo demanda, están triunfando en Internet, y TamboresLejanos no podía permanecer más tiempo al margen. En este pequeño podcast de, ejem, casi cuatro horas, resumo la primera parte de Zelanda 1940/1944 El bautismo de fuego de las Waffen-SS y la llave de Europa, con la ayuda de Daniel CarAn y del equipo de CasusBelli, a quienes estoy muy agradecido por la difusión que han dado de mis tesis, pese a la distancia y a las dificultades técnicas de la grabación. Se puede escuchar en directo en el reproductor que figura más abajo, o descargar el archivo para escucharlo donde y cuando quieras, o acudir directamente a Ivoox donde Casus Belli tiene su canal.

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En un mes ya acumula casi 20.000 descargas, y 300 Me Gusta. ¡Muchas gracias a todos!

Peces espada contra castores: Los Swordfish contra los submarinos enanos alemanes

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Minisubmarino alemán Biber (castor) con torpedos. Ejemplar mostrado en el Royal Navy Submarine Museum de Gosport, Hampshire. Foto Wikimedia Commons.

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Otro ejemplar de Biber (castor) sin torpedos, en el Museo Alemán de Tecnología de Berlín. Sí, es el mismo chisme. Foto: Der Speigel.

De entre todos los posibles programas para producir armas revolucionarias hubo un sector que los alemanes descuidaron durante mucho tiempo. Y eso que era un campo en el que siempre habían mostrado mucho interés. Cuando el Reino Unido, Japón, incluso Italia ya habían tomado una amplia delantera.

Estamos hablando de los sumergibles enanos, capaces de hundir grandes buques gracias a su furtividad. Y mientras, por ejemplo, las V-2 llegaron a consumir un tercio de la producción total de alcohol del Tercer Reich, para elaborar su combustible, un sumergible de apenas cinco – seis toneladas  de acero podía hundir barcos que costaban millones de libras, con cientos de tripulantes a bordo, arriesgando la vida de un solitario submarinista alemán. En teoría, una relación coste-eficacia muy favorable. Seguir leyendo «Peces espada contra castores: Los Swordfish contra los submarinos enanos alemanes»

Los desertores de Stalin. Cómo los soldados del ejército rojo terminaron colaborando con Hitler

Edele, Mark: Stalin’s Defectors: How Red Army Soldiers became Hitler’s Collaborators, 1941-1945. Oxford University Press, Oxford, 2017. 254 páginas 70 € (más o menos). Versión digital, 49 €,

Bonus pack: https://iremember.ru/en/

Cuando en 1998 Beevor publicó su libro sobre Stalingrado, una de las novedades que presentaba ante sus lectores era el enorme número de exprisioneros del ejército rojo que colaboraban, e incluso combatían con el ejército alemán. Otra de las tesis sostenidas mayoritariamente por entonces, gracias a la apertura de los archivos soviéticos, era que el ejército de la Unión Soviética, después de las enormes pérdidas de 1941, debidas a motivos puramente militares, se había convertido en un ejército fuertemente concienciado políticamente, con una enorme proporción de miembros del partido y de sus juventudes, y que gracias a su entusiasmo socialista había alcanzado la victoria.

Ambas afirmaciones no es que fueran contradictorias, sino que habrían más interrogantes de los que cerraban. ¿Por qué tomaron los alemanes al comienzo de Barbarroja a tantísimos prisioneros? ¿No se suponía que el ejército rojo, después de las purgas, estaba formado sólo por fanáticos estalinistas? ¿Por qué el NKVD seguía siendo tan enorme? ¿Cuántos se rendían sin disparar un solo tiro? ¿Cuántos cruzaban las líneas, desertando sin más? ¿Cuántos, de ambos colectivos, colaboraron con las fuerzas armadas alemanas? ¿Por qué motivos? ¿Cuántos, incluso, cogieron las armas contra sus antiguos compatriotas?
Las respuestas las proporciona en este librito Mark Edele, historiador alemán que desde la universidad de Australia Occidental lleva años desentrañando el alma soviética del siglo XX. El punto de partida lo pone en Ivan Kononov, un comandante de cosacos que se entregó con toda su unidad sin entrar en combate, y que tras varias peripecias colaborando con la Wehrmacht, y en la lucha antipartisana en Yugoslavia y norte de Italia, terminó en Australia, intentando hacerse útil ante el ejército australiano en la guerra fría.
Fuera de quienes se dejen llevar por sus anteojeras ideológicas, las conclusiones de Edele son sólidas y están perfectamente justificadas. No es imposible, pero sí muy improbable que aparezcan nuevas fuentes documentales sobre esta cuestión, pues si bien los archivos soviéticos en la práctica están cerrados a los extranjeros, Edele ha consultado en este caso las copias de los expedientes de los interrogatorios de los travniki y otros colaboracionistas que compró en su día el Us Holocaust Memorial Museum.  Eso sí, no busquen un análisis cuantitativo exhaustivo, pues llevaría décadas. No están todos los expedientes que guardan los soviéticos, pero sí miles de ellos, cada uno de ellos de decenas o centenares de páginas, escritas muchas veces a mano. Aparte están los interrogatorios realizados por los alemanes, abundantes a partir de marzo de 1942. El gran agujero es Barbarroja, pero en 1941 a la Wehrmacht le importaba poco que los prisioneros se hubieran rendido o hubieran desertado voluntariamente, estaba demasiado ocupada intentando ganar una Blitzkrieg, y la URSS el no perderla. Aunque algún mandamás del Abwehr o de la GFP hubiera querido saber el número exacto de prisioneros tomados en los primeros meses, y sus motivaciones, le habría resultado tremendamente difícil, aun contando con recursos suficientes, saber las motivaciones de los ivanes, pues casi el 80% se rindieron en embolsamientos sin disparar un sólo tiro. En 1941, por cada soldado soviético muerto en combate, había tres o cuatro que preferían rendirse. No sabían qué trato les darían los alemanes, pero sí lo que dejaban en la retaguardia.
Las conclusiones de Edele señalan que, incluso al final de la guerra, una minoría significativa de los prisioneros del frente del este eran desertores, que cruzaban voluntariamente las líneas enemigas. Establece un mínimo del dos por ciento, que pueden parecer pocos, pero incluso ese mínimo dos por ciento supone centenares de miles de hombres que tomaron voluntariamente la decisión de cruzar las líneas enemigas para entregarse en manos de los invasores de la madre patria, con un considerable riesgo para sus vidas. Otro millón y medio desertaron hacia el interior de la URSS, y fueron detenidos por los servicios de seguridad soviéticos. Unos 212.000 tuvieron más suerte y consiguieron ocultarse entre la población civil, y no fueron encontrados.
En comparación, en los ejércitos occidentales desertaban un 0,02 % de soldados, pero sólo hacia su segura retaguardia. En la práctica el Us Armysólo fusiló a un desgraciado por negarse a reincorporarse al frente, una historia bastante conmovedora que contó Maclean hace tiempo.
Como siempre, ver sólo los porcentajes puede resultar engañoso, pues cuando menos prisioneros se capturan, la proporción de los desertores aumenta, y sorprende comprobar, por ejemplo, que en la segunda mitad de 1944 nada menos que el diez por ciento de los prisioneros capturados por una Wehrmacht en retirada eran desertores.
Las tasas de rendición del ejército rojo lógicamente fueron disminuyendo, pero siempre fueron mayores que las del resto de contendientes. Consuelo para los sovietófilos: son semejantes a las de la primera guerra mundial. Hasta el mismo año de 1945 fue un problema importante, y la principal preocupación del NKVD. Pero igual que no todo el ejército soviético era un bloque motivado por el amor a la patria y al padrecito Stalin en la lucha contra el invasor fascista, los desertores no eran heroicos resistentes contra la barbarie comunista y los opresores nacionalistas rusos, sino que respondían a sus propios intereses. Como señaló un interrogador alemán en marzo 1942, si todo lo que contaban los desertores fuera cierto, hace tiempo que toda la URSS habría muerto de hambre y frío. Los desertores tendían a contar  lo que creían que querían oír los alemanes, a quienes poco interesaba el que les contasen su propia propaganda, y sólo buscaban información táctica útil.
No me alargo más, por no caer en spoilers. En definitiva, con el permiso de Reese, un interesantísimo estudio, fundamental para entender el frente principal de la segunda guerra mundial, y el fenómeno de los hiwis, que ante todo buscaron sobrevivir entre los dos estados totalitarios más poderosos que haya conocido el planeta. No lo tuvieron fácil. Más que héroes o traidores, fueron seres humanos atrapados entre dos enormes organizaciones sobre las que no sintieron ninguna lealtad, pues a su vez nunca sintieron que les importase su vida. Eran carne de cañón para ambos lados del frente. Complementar esta lectura con el tocho reciente de Thomas Kühne, o con el estudio del mismo Edele de la sociedad estalinista es voluntario, pero casi obligatorio para quien escribe estas líneas. Seguiremos informando.